Una limosnita para Bonfante

Por Gustavo Adolfo Pocker

Se apellida Bonfante Olachea, y su primer nombre describe el por qué de su naturaleza pedigüeña: En lugar de Carlos, con todas las letras incluidas, lo bautizaron Carlo Humberto, y parece que esta infame mutilación nominal, le creó un trauma tan terrible, que ahora busca desesperadamente apoderarse de las cosas que no necesita, sin importar los extremos a los que tenga que llegar, a manera de compensación.

Si a Carlo le hubieran recortado las uñas en vez del primer nombre, estaría narrando otra historia. Como no fue así, reproduzco en su parte medular un interesante reportaje de Isaí Lara Bermúdez, del semanario Zeta, que refleja a detalle el terrible mal que aqueja al también Secretario de Desarrollo Económico del Estado de Baja California.

Cuenta Isaí, basado en documentos que dice tener a la vista, que Carlo Bonfante, nacido el 24 de marzo de 1954 en San Diego, California, E.U., de ocupación campesino y con domicilio conocido en Grupo Río Colorado, Mexicali, recibió como regalo un terreno de 19,743 metros cuadrados, por instrucciones del entonces Presidente Felipe Calderón, ejecutadas por el entonces Director del Registro Agrario Nacional en Baja California, Juan Carlos Molina Torres.

Desconozco a detalle la cuantía del patrimonio de don Carlo. No sé si habrá acuñado lo suficiente como para adquirir, con cargo a su bolsillo, un terreno de 2 hectáreas. Lo que si se, después de haber leído el interesante reportaje, es que a don Carlo no le tembló la voz para decir “campesino” cuando le preguntaron su ocupación. Tampoco sé si su labor como productor campirano consiste en sembrar frijolito con gorgojos, ese que tanto molesta al Peje Tostones, el que dice que 50 mil mensuales, bien administrados, no los hace rendir tanto como él, ni el propio Obama.

Lo que si se es con esta tranzota disfrazada de donación, don Carlo siembra dudas, y muchas, sobre su honestidad, aunque no sobre su ingenio, su ambición y su vocación para la gandallez. ¿Qué les costaba haberlo registrado con el nombre completo? Por no haberlo hecho, el sufrido Carlo ahora tiene que hacerse pasar por campesino, actividad que en México es una eficaz vacuna contra la abundancia y el bienestar.

En lugar de criticarlo o demandarlo penalmente, como sucedería en cualquier país donde la justicia no sea una historia de terror o ciencia ficción, apoyemos a Carlo con valiosas sugerencias:

* El programa “Sin Hambre” de Sedesol reparte alimentos gratuitos en los comedores populares. Aparte de la condición de indigente, requisito que don Carlo no tendría mucho empacho en adoptar, la otra condición es que no pidan para llevar.

* El Hotel del Migrante, si todavía funciona, brinda alojamiento gratuito a los deportados. No se si los gringos califican, pero no se pierde nada con intentar.

* Su partido reparte, como si fueran galletas de animalitos, tarjetas para celular y apoyos para pagar las tarifas de luz. Las largas filas que hay que hacer para recibirlas, bien valen la pena por los apoyos recibidos.

* El gober “Kiko” Vega acaba de anunciar la puesta en marcha del Padrón Hershey, bautizado así en honor de los autos chocolate que buscan regularizar. Si los carros de don Carlo circulan en suelo patrio con placas extranjeras, lo cual sería muy lógico por su nacionalidad, no puede dejar pasar esta oportunidad para ahorrase los onerosos costos de importación y plaqueado de sus naves. Pero si don Carlo no tiene preocupaciones por haber desviado millones del erario que maneja como Secretario, hacia sus empresas particulares, por donar más millones a empresas fantasmas ante la complacencia y complicidad de auditores y sus superiores de exigir devoluciones de IVA tan cuantiosas como improcedentes… Si nada de esto le preocupa, ¿Por qué mortificarse por unas tierritas que decían que iban a dar puro chile, pero que son asiento de su fortuna?