Obama – Xi Jinping y el futuro del clima planetario
Por: José Luiz Lezama*
Obama, sin duda, aspira a la posteridad y piensa tal vez que el cambio climático es una buena vía de acceso. Hoy día está convencido que su mejor apuesta al futuro es comprometer a Estados Unidos con los Acuerdos de París. Xi Jinping, por su parte, pareciera obsesionado con promover un verdadero ‘salto adelante’ para convertir a China en una auténtica potencia, en un país desarrollado, y para ello la cuestión ambiental resulta crucial. China es hoy día el país que más invierte en energía renovable.
En un movimiento similar al de noviembre del 2014, ambos líderes anunciaron el sábado 3 de septiembre, en vísperas de la onceava Cumbre del Grupo G20, del que también México forma parte, su decisión de ratificar el Acuerdo de París para el Clima, firmado en diciembre de 2015 por cerca de 200 países. La señal que mandan al mundo es clara: los dos países que representan cerca del 39 % de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero, invitan a los que no lo han hecho a sumarse, con la ratificación, a los esfuerzos de la comunidad internacional para detener un calentamiento planetario que, a decir de los expertos, puede llevarnos a una catástrofe planetaria.
Para que los Acuerdos de París entren en vigor se requiere la ratificación de 55 países, que en su conjunto representen el 55 por ciento de las emisiones totales. Hasta antes del 3 de septiembre, sólo 24 países lo habían ratificado. China acaba de hacerlo y, Estados Unidos, lo hará en el marco de la Cumbre G20. México no lo ha ratificado aún.
El presidente Obama se muestra urgido por dejar en firme el compromiso de su país, de tal manera que de llegar a la presidencia el candidato Trump, no pueda revocarlo. Trump considera al cambio climático una ‘broma’, una ‘conspiración’ de los chinos para ganarle los mercados a Estados Unidos.
El Senado se cree facultado para vetar cualquier decisión presidencial que obligue a Estados Unidos a firmar compromisos climáticos obligatorios. Según la Constitución, el Senado debe ‘asesorar y dar su consentimiento’ a los tratados internacionales. No obstante, desde la Segunda Guerra, diversos acuerdos internacionales han sido realizados bajo la figura de “Acuerdos Ejecutivos” que evaden al Senado y pueden tener carácter vinculante. (The Guardian, 3/IX/2016).
De acuerdo a lo ofrecido en París, Estados Unidos se obliga a reducir sus emisiones en un 28 por ciento para el 2025, con base a los niveles de 2005. China ofreció alcanzar el pico de sus emisiones en el 2030 e incrementar en 20 por ciento su consumo de energía no fósil para ese mismo año. La Unión Europea, por su parte, ofreció reducciones del 40 por ciento al año 2030 con base a sus emisiones de 1990.
El presidente Obama se muestra confiado en cumplir con sus compromisos. Los datos le muestran una tendencia decreciente en las emisiones estadounidenses desde el 2005, derivada de la puesta en práctica de un programa de reconversión de las plantas generadoras de electricidad de carbón a gas natural. Los cálculos de sus expertos le indican que las metas propuestas son alcanzables.
Es significativa la declaración y compromiso conjuntos de China y Estados Unidos, sobre todo por el mensaje trasmitido a una comunidad internacional que no parece tener prisa en ratificar los Acuerdos. En términos reales, la ratificación primero, y después el real cumplimiento de lo acordado, no garantiza ni con mucho que la meta programática de 2 grados Celsius para el 2050 se cumpla, mucho menos la ‘aspiracional’ del 1.5.
Según los expertos, en 2016, la temperatura promedio planetaria será 1.3 Celsius más caliente que la registrada a fines del siglo XIX, por lo que los 2•C pronto serán rebasados. No obstante, que los dos más grandes emisores de CO2 se comprometan firmemente con el clima planetario, al menos pudiera evitar una catástrofe mayor, como la que ocurriría si la temperatura promedio excediera los 4 o 5 Celsius sobre los niveles preindustriales.
Que el resto de la comunidad siga el ejemplo resulta crucial, pero más aún lo será que los países instrumenten mecanismos auténticos de cumplimiento de lo Acuerdos y que sus ciudadanos puedan fiscalizar y sancionar las acciones emprendidas.
La Cumbre del G20 en Hangzhou es un buen espacio para hacer grandes anuncios y externar grandes compromisos con el clima planetario. Allí no sólo se reúnen las principales economías del mundo, sino también los países más contaminantes de toda la historia humana. La voluntad que muestren, los compromisos verdaderos que asuman respecto al medio ambiente, serán cruciales.
*José Luiz Lezama es profesor-investigador de El Colegio de México. Doctor en Política Ambiental por el University College London. Profesor Visitante en el Massachusetts Institute of Technology. Director del Seminario sobre Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable en el Centro de Estudios Demográficos, Urbanos y Ambientales (CEDUA) de El Colegio de México.
Foto: Agencia EFE